Un desapercibido relato que se burla de nuestros huesos y carne, un insulso poema de límites ordinarios y comunes, una fotografía de la doble moral, la suya y la mía.
Belisario, James, Lucía, Tyson el Perro y Lula, transitan monorrítmicos sumándose a la velocidad de las calles, ellos están expuestos a la mirada de los transeúntes que caminan perdidos en ideas, sueños y fantasías. Sus acciones pasan inadvertidas y opacadas por la cotidianidad que encierra la ciudad, pero un mismo factor los une, la soledad.
Cada uno busca sobrevivir, ellos negocian hasta la que no tienen para garantizar una día más y una noche menos, se encierran en sus fantasiosos mundos tratando de buscar la entrada o la salida, pero ¿hay entrada?, ¿hay salida?, ¿por dónde? Escalan largos muros de falsedades poniéndose en riesgo, sus vidas penden de un hilo y son materia de burla y análisis seudocientífico, ese instante de dignidad al que tenían derecho es vulnerado por el escarnio y el mercadeo.
No funciona la eterna formula de juntar soledades, pues aquí 1+1 es sinónimo de más problemas. El aislamiento, no solo el autónomo sino también el impuesto, absorbe la realidad minimizando las angustias, entre risas y lamentos tratan de ir contracorriente de unos, o siguiendo la corriente de otros, parece un círculo vicioso que adopta forma de espiral para perderse en el infinito de la memoria.
Inicio-presentación, nudo-conflicto y desenlace-resolución, esta es una obra común y corriente.
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